Veo la programación como una actividad profundamente creativa, pero no exactamente como una forma de arte en el sentido usual del término. Los programas no expresan sentimientos humanos entonces no creo que tengamos derecho a llamarlos arte. Los programadores desarrollan cierto sentido estético que hace de un programa bien diseñado un programa bonito, pero es una clase de belleza fría y matemática. De hecho sostengo que la estética puede ser una mala guía para los programadores.
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La belleza de la programación es intelectual. Es el placer que sentimos cuando un problema complejo de pronto se revela bastante simple visto desde la perspectiva adecuada. Esta sensación de profundidad es la que motiva a algunas personas a ser matemáticos o físicos. [...] Programar es también un tema de poder. Es la lucha del programador para crear orden del caos. Somos como pequeños dioses en nuestros universos de bolsillo. Estamos limitados solo por nuestra imaginación. Desgraciadamente nuestra imaginación es más limitada de lo que nos gusta admitir, lo que en mi opinión es el trágico defecto de la programación, aunque esta opinión no es compartida ampliamente.
Obviamente, se resalta el aspecto más sublime, cuando todos los que nos dedicamos a esto sabemos que el día a día puede ser bastante distinto, bastante poco elevado. No obstante, en lo que a mi respecta me sigue enganchando la posibilidad de simplificar lo complejo, de encontrar una buena solución y el poder de hacerlo en el universo de bolsillo :)
(*)Pedí permiso para traducirlo íntegramente y me pidieron la dirección del blog. No me contestaron después. Espero que me ampare el derecho de cita...(Actualización: desde Wheel Me Out me han dado permiso para traducirlo, pero creo que con el extracto ya traducido será suficiente. Gracias al webzine de todos modos por el permiso y por generar la entrevista)
La misma entrada y más comentarios en Sobre los aspectos estéticos de la programación en barrapunto
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